lunes, 25 de agosto de 2014

No es un ave, pero vuela

Este verano estaba cenando con mi familia en una terraza del centro de mi ciudad, cuando vimos a este pequeño murcielaguito, revolotear entre las piernas de la gente que paseaban por la calle. Realizaba vuelos cortos y torpes. Corría un serio riesgo de ser pisoteado. Mi hermano lo atrapó ayudándose de una servilleta y pedimos un recipiente en el restaurante para poder ponerlo y examinarlo. Como podéis ver en las imágenes, su tamaño es muy pequeño, así que pensamos que era una cría realizando sus primeros vuelos. No vimos lugar seguro donde dejarlo, así que le llevamos a casa para cuidarlo y observarlo.


Los murciélagos pueden ser portadores de algunas enfermedades, por tanto es importante no tocarlos directamente, utilizar siempre un papel o un guante.
Creo que nuestro amiguito es un Pipistrellus pipistrellus, el murciélago más pequeño de Europa, también conocido como murciélago común. Suele vivir en zonas urbanas y se alimentan de insectos, por lo que son animales muy beneficiosos para el hombre.Y por  supuesto, no es un ave, es un mamífero, como nosotros.

¿Y cómo cuidar de este pequeño mamífero? Nos pusimos en contacto con nuestro amigo Juan del blog ``La retama del sur´´ Él es voluntario del zoo y ha cuidado allí de murciélagos. Nos dijo que le diésemos leche aguada templada y que lo soltásemos en cuanto se repusiera.
De día lo manteníamos en un sitio oscuro y tranquilo. Al atardecer le dábamos leche en un envase de suero a modo de biberón. Pasaron varios días y cada vez lo veíamos más activo y más fuerte. Mi hermano y yo empezamos a llamarle Jimmy.


Una noche decidimos ver si ya estaba listo. Después de la media noche, cuando ya no había nadie en la calle, destapamos su cajita y nos sentamos a observar a cierta distancia. Lástima que no hubiera suficiente luz para que nuestra cámara registrara lo que ocurrió. Dos murciélagos comenzaron a hacer pasadas sobre la caja de Jimmy se encarnó a la pared de la caja y luego volvió a introducirse en ella. Era como si estuviera indeciso. Después volvió salir, desplegó un ala de forma insegura, volvió a plegarla, desplegó la otra y la plegó también. Y súbitamente, alzó el vuelo. No un vuelo corto y torpe, como la noche que lo encontramos. Se alzó en el cielo y voló hasta que ya no pudimos verlo.

Esta experiencia nos ha hecho valorar aún más a estos pequeños animales, que nos ayudan a controlar las plagas de insectos. A nosotros estos animales nos producen curiosidad, y no miedo. Y curiosamente a Dillon, el cocker con el que tenemos la suerte de vivir, también le llamaba mucho la atención:


¡MUCHA SUERTE JIMMY!

No hay comentarios:

Publicar un comentario